1. |
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Quiero que la lluvia me borre entera,
quiero que me saque las cosas que duelen,
que alegran, que envejecen
y me deje profunda, sepia y en completa ausencia.
Quiero, por un rato, silencio blanco,
todo blanco encandilado, que temple mis huesos.
Quiero cada gota eligiendo cada costado de mi cuerpo.
Quiero algunas flores empapadas
revolviendo mis cinco sentidos.
Quiero la tierra extasiada en mis lentos latidos.
Y sobretodo, quiero
que, cuando pare de llover,
sigas estando acá,
a diez cuadras,
navegando entre todos tus colores, lo que quiero es
que, cuando pare de llover,
sigas estando acá,
a diez cuadras,
navegando entre todos tus colores, lo que quiero
Quiero enormidades de un amarillo,
en colchones de hojas viejas, salpicadas de río.
Quiero cada nube tapando cada pregunta de mi vuelo.
Quiero respirarte en baldazos
de misterios calientes y fríos.
Quiero una luz inundando mis tiempos baldíos.
Y sobretodo, quiero
que, cuando pare de llover,
sigas estando acá,
a diez cuadras,
navegando entre todos tus colores, lo que quiero...
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2. |
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Siento el galope del viento en la piel
oigo a mi cuerpo latir
y sigo hasta sol
sin ver donde voy
desbordándome en este fluir.
Y esta locura fugaz
parece crecer
hasta la eternidad
Voy respirando las horas del mar
junto retazos de azul
y ya no hay nubes que puedan velar
esta ronca vertiente de luz
Sólo la miro encender
la oculta verdad
que no alcanzo a entender.
Para los momentos
imborrables
hoy suelto mi canción
que habla de caerse al cielo
cuando irrumpe la emoción.
Y aunque no pueda llegar
elige un color
de la felicidad
Como si no fuera a haber nada más
Largo a los montes mi voz
y vuelve de allá
un canto ancestral
que me alivia y entiende quién soy.
No sé si es una señal,
si viene de mí,
pero sé que es real
Entro a un abrazo de lluvia y jazmín
que esparce rastros de ayer
y entre las risas me vuelvo a subir
a las ancas de aquel que se fue.
Quiero el misterio de andar
perdida en la voz
de los que ya no están
Para los momentos
imborrables
hoy suelto mi canción
que habla de caerse al cielo
cuando irrumpe la emoción.
Y aunque no pueda llegar
elige un color
de la felicidad
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3. |
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Siempre que crece la tarde
lejos y adentro de mí,
se me entrevera una duda:
¿qué hubiera pasado si?
yo no me iba esa noche,
no me empujabas de ahí,
no se quebraba el mundo que perdí.
Ecos de luces oscuras
traen vestigios de vos,
del imposible reencuentro,
de un cielo que envejeció
de un espejismo rasgado,
que nuestro tiempo torció.
Árbol que en tantas lluvias se secó.
Y pienso que tal vez
no me fui,
que un pedazo de mí
sigue nadando en el mar de tu voz
que existe otra versión de los dos
en un mundo paralelo
donde la calle sólo cambió el color
donde somos los mismos, distintos, otros, dos barcos errantes
dos caminantes que no callaron las cosas sin decir.
Ya me olvidé de olvidarte
y este vacío cedió
para alumbrar una huella
que se fundió en la canción.
Y aunque te invente en las hojas
o entre los rayos de sol
el viento va arrullando al dolor.
¿Dónde se encuentra la fuerza
que rompe el nudo al cantar?
¿Cómo se astilla el silencio
o esta otra forma de hablar?
¿Cuántas preguntas se encienden
que nadie va a contestar
y cuándo terminamos de empezar?
Y pienso que tal vez
no me fui,
que un pedazo de mí
sigue nadando en el mar de tu voz
que existe otra versión de los dos
en un mundo paralelo
donde la calle sólo cambió el color
donde somos los mismos, distintos, otros, dos barcos errantes
dos caminantes que no callaron las cosas sin decir.
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4. |
Fue amor (Fito Paez)
03:20
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Yo podría haberlo hecho mejor
vos podrías acercarte a mí
yo intuía que esto mi amor
se rompía y esto es siempre así.
La verdad es que todo fue
tan extraño, tan extraño al fin
vos buscando el polvo de dios
yo bebía para irme de aquí.
Cada vez que pienso en vos
fue amor, fue amor.
Todo el mundo me habla de vos
y no puedo dejar de reír
lo que haces y a donde vas
de tu depto siempre a prix d'ami.
No está bien romper un corazón
dejà-vú lo que va a venir
vos querías verme feliz
yo quería verte revivir.
Cada vez que pienso en vos...
Estos días que corren mi amor
es aquí que nos tocó vivir
enredados en los cables de Entel
de algún sueño vamos a salir.
Como siempre vuelvo a ensayar
y los pibes siempre están ahí
hay un boomerang en la city mi amor
todo vuelve como vos decís.
Cada vez que pienso en vos...
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5. |
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Un homenaje a una enfermera. Una mujer fuerte, anónima, como tantas, que trabaja en un hospital cualquiera, o en todos, con chicos que no deberían estar ahí.
Se despierta y busca el cielo entre las ventanas
siempre es de noche cuando va al trabajo.
Mientras cambia de colores la ciudad desde el tren,
se imagina vidas en otras casas.
Son bastantes los ojitos que la esperan llegar,
espejos de dolores anticipados.
Ella entrega sus cuidados que rebalsan bondad
compensando al tiempo, que no los suelta.
Entre juegos les dibuja por el aire un jardín,
enarbola cuentos, inventa risas.
Por un rato reverdecen las paredes sin sol
y se van las brumas de caras tenues.
Tiene claro que esta vida es la que ella vino a hacer
aunque en los silencios a veces llore.
Son enormes esos chicos que no miden lo que dan
y le regalan fuerza con sus sonrisas.
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6. |
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Buenos Aires es la ciudad que casi nunca duerme
con mil bares para bailotear o arreglar el mundo
en donde rebotan los ritmos propios o prestados
y existe también un lugar para esta posible historia…
Apenas llegó le entregó su cuerpo a la bachata,
buena voluntad para compensar lo destartalada.
La cabeza hundida en los hombros altos enladrillados
y con sus caderas una batalla campal.
Y bailaba
como si nadie la mirara
zarandeaba
¡ah sí, sí! nada le importaba
Él se le acercó, bailando peor, como arrepentido
con sus brazos sueltos como resortes pero oxidados,
pasos de cuarteto, dedos en “ele”, una peinadita
y se tambaleaba por el fernet nacional.
Le cantaba
y su tonada patinaba
zapateaba
como si fuera chacarera
De a poco toda la gente,
como hipnotizada,
empezó a querer seguirlos.
Tanta intriga generó
esa anti-cadencia...
Era muy absurdo
y tan contagioso su embeleso.
Todos transpirados y sacudiéndose hasta los huesos.
Sin saber porqué
ya todo el boliche los imitaba,
una ola de descoordinación general.
Y así nació
este pasito de la arritmia
¡Moda y furor!
este verano en argentina
Libre fluir,
como un cantito de autoayuda,
y pachanguear
pa’ que lo goce hasta la luna
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7. |
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Mi abuela, Mamama, decía que prefería la llanura a la montaña, porque quería ver al pasto tocando al cielo para donde mirara. Tal vez no lo decía exactamente así, pero así lo recuerdo y lo digo yo, ahora. En realidad no llegué a conocerla demasiado, murió cuando yo tenía 16 años. Decidí entonces aferrarme a un manojo de memorias, unos cassettes, unos cuentos algo desmesurados… y fui dejando crecer en mí estas palabras.
Se perdía en la llanura
y cruzándola a caballo
ataba el pasto y el cielo
con dos hilos inventados.
Noctambula concertista,
desprendida de su piano,
ante un público de nietos
era experta cuenta-cuentos,
donde siempre parecía
la más linda de sus tiempos.
Prefiero no saber más sobre Mamama
y evocarla con lo que heredé
una caja llena de canciones
que ya me gustaban sin saber.
Las mil caras de su voz y de sus vuelos,
noches de Dolina hasta las dos
coloreados cuadros de iglesitas
y ojos donde el aire se enredó.
Su ritual de la semana
era un té en el que reinaba
y entre migas y desbordes
contagiaba carcajadas.
Nostálgica de sus viajes
y su breve compañero,
sobre todo era la abuela
que en inviernos desteñidos,
despertaba con llamadas
de “abrigate que hace frío”.
Prefiero no saber más sobre Mamama
y evocarla con lo que heredé
una caja llena de canciones
que ya me gustaban sin saber.
Las mil caras de su voz y de sus vuelos,
noches de Dolina hasta las dos
coloreados cuadros de iglesitas
y ojos donde el aire se enredó.
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8. |
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Quisiera que estas risas no se rompan,
flotar en el arrullo de tus cuentos
y que escapemos juntos,
por tus acordes hondos,
para aturdir la calma desde ahí.
Perderme por lo verde de tus ecos
pedirte que me escondas en tus versos
sin explicarte nada
sin desflecar tus alas
dejando que entre luz para no ver.
Pasaron los vientos,
el fuego pendiente
se fue río abajo
y te sigo queriendo.
Pasaron los ríos
el viento pendiente
se fue fuego abajo
y te sigo queriendo.
Navego por los bordes de tu pelo
lo único que ablanda mis pisadas
y vuelvo a mi vacío,
de faros que se ahogan,
rodando en lo absurdo de tu paz.
A veces me acobarda este silencio
de tanto imaginarte sos mi invento
después, cuando te veo,
vas ralentando el paso
y tiemblo ese minuto antes de huir
Pasaron los vientos,
el fuego pendiente
se fue río abajo
y te sigo queriendo.
Pasaron los fuegos,
el río pendiente
se fue viento abajo
y te sigo queriendo.
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9. |
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(Dicen que Chabuca le escribió esta canción a su papá. Bueno, yo la elegí para dedicársela al mío.)
Una veredita alegre
con luz de luna o de sol
tendida como una cinta
con sus lados de arrebol
arrebol de los geranios
y sonrisas con rubor
arrebol de los claveles
y las mejillas en flor.
Perfumada de magnolias
rociadas de mañanita
la veredita sonríe
cuando tu piel la acaricia
y la cuculi se ríe
y la ventana se agita
cuando por esa vereda
tu fina estampa paseas.
Fina estampa, caballero,
caballero de fina estampa
un lucero que sonriera
bajo un sombrero
no sonriera más hermoso
ni más luciera, caballero
y en tu andar andar reluce
la acera al andar andar.
Te lleva hacia los aguajes
y a los patios encantado
te lleva hacia las plazuelas
y a los amores soñados.
Veredita que se arrulla
con tafetanes bordados
tacón de chapín de seda
y fustes almidonados.
Es un caminito alegre
con luz de luna o de sol
que he de recorrer cantando
por si te puedo alcanzar.
Fina estampa caballero
quién te pudiera guardar
Fina estampa...
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10. |
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A un costado de la tarde
de una ruta formoseña,
se volvió raíz El Puji
y ahí está doblando penas.
Su refugio borroneado
por pedazos de tormenta,
mira abierto al horizonte
que es lo poco que le queda.
El Puji talla frases
en árboles y postes de luz.
Secretos de su alma rota y perdida
ya son gajos de canción.
Palabras desorientadas,
quebraduras de su voz.
Los misterios de sus versos
se escabullen en susurros.
Sólo la madera herida
los cobija entre los surcos.
Dicen que perdió una sombra
y le va dejando huellas
esperando que la luna
las encienda para ella.
El Puji talla frases
en árboles y postes de luz.
Secretos de su alma rota y perdida
ya son gajos de canción.
Palabras desorientadas,
quebraduras de su voz.
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11. |
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No tengo verdades
ni consejos para darles,
porque entiendo poco y nada, y
no me siento la indicada.
Porque no sigo recetas
ni modelos de respuestas
que nos meten las revistas
en sus huecas entrevistas, pero
tal vez era más fácil
cuando armaba mi vida
tratando de ser de manual,
pero lo mejor que hice
fue animarme a andar suelta
y a poder sentir.
No es un acertijo
¿divorciada? ¿y sin hijos?
dicen: “tiene treinta y seis
y el pescado sin vender!”
Y es que enserio queda gente
que sugiere un pretendiente
que mantenga tu decencia
y adormezca tu conciencia, pero
tal vez era más fácil
cuando armaba mi vida
tratando de ser de manual
pero lo mejor que hice
fue animarme a andar suelta
y a poder sentir.
Y a pesar del miedo y del temblor
de dar vuelta el timón.
Yo quiero perderme
con los que buscan,
que son varios.
Tal vez era más fácil...
Siempre alguna tía
tira un palo, medio ortiva.
El problema no es su voz
es la bola que le doy...
Y si bien parece simple
cada tanto es muy triste
ver que es mucho más profundo
lo confuso de este mundo, pero
tal vez era más fácil...
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Ceci Mendez Buenos Aires, Argentina
Ceci Méndez es cantante, letrista, y profesora de canto, de Buenos Aires.
Representó a la Argentina con una
canción de su autoría, en el Festival de Viña del Mar 2017.
Cantó en festivales como el Mono Nuñez 2017 en Colombia y el Tobago Jazz Experience 2012. Ceci Mendez is a singer, songwriter and singing teacher of Buenos Aires. She represented Argentina at the Festival of Viña del Mar 2017.
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